En qué creemos

LA INSPIRACIÓN DE LAS ESCRITURAS.- La Biblia es la palabra inspirada de Dios, una revelación de Dios al hombre, la regla infalible de fe y conducta y es superior a la conciencia y a la razón, pero no contraria a la razón. 2 Ti. 3:15-16; 2 P. 1:20-21.

EL ÚNICO DIOS VERDADERO.- El único Dios Verdadero se ha revelado eternamente a sí mismo, como el que existe por Sí Mismo, como el que existe por si mismo,  el YO SOY; y más se ha revelado a sí mismo como incorporando en Sí los principios de relación y asociación, como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Dt. 6:4; Mr. 12:29; Is. 43:10-11; Mt. 28:19.

EL HOMBRE: SU CAIDA Y SU REDENCIÓN.- El hombre fue creado bueno y recto; porque Dios Dijo ”Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” pero el hombre por medio de trasgresión voluntaria cayó en pecado y su única esperanza de redención se encuentra en Jesucristo, el Hijo de Dios. Gn. 1:26-31; Ro. 5:12-21.

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia. 2 Timoteo 3:16

LA SALVACIÓN DEL HOMBRE.- Condiciones de salvación: la Gracia de Dios que trae la Salvación fue manifestada a todo hombre por la predicación de arrepentimiento hacia Dios y fe hacia el Señor Jesucristo. El hombre es salvado por el lavamiento de regeneración y la renovación del Espíritu Santo y siendo justificado por la fe, se hace heredero de Dios según la esperanza de vida eterna. Ti. 2:11; 3: 5-7; Ro. 10:13-15; Lc. 24:47.  Las evidencias de la Salvación: Interior: El creyente mismo es el testimonio del Espíritu Santo.  Ro. 8:16 Exterior: a todos los hombres, es una vida justa y santa.  2 Co. 5:17.

EL BAUTISMO EN AGUA.- La ordenanza del Bautismo para ser sepultado con Cristo debe ser observada como lo manda la Escritura por todos los que en verdad se han arrepentido y han creído de corazón verdadero en Jesús como Salvador y Señor. Como indica la Santa Biblia el Bautismo se hace en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y por inmersión, no por rociamiento de agua.-. En cumplir con esto, su cuerpo se lava con agua pura como un símbolo exterior de purificación, mientras su corazón ya ha sido lavado por la sangre de Cristo para su purificación interior.   Así dan testimonio al mundo de que han muerto con Cristo y que también han sido levantados con El para andar en novedad de vida. Mt. 28:19;  Hch. 8:36-39; 10:47-48; Ro. 6:4;  He. 10:22.

LA SANTA CENA DEL SEÑOR.- La Santa Cena compuesta por los elementos del pan y el fruto de la vid, es el símbolo que expresa  nuestra participación de la naturaleza divina del Señor Jesucristo; un memorial de sus sufrimientos y muerte; una profecía de su Segunda Venida y debe cumplirse por todos los creyentes “hasta que Él venga”. 2 P. 1:4 ; 1 Co. 11:26.

LA PROMESA DEL PADRE.- Todo creyente tiene derecho a recibir, ardientemente esperar y celosamente buscar, la Promesa del Padre, el Bautismo del Espíritu Santo y Fuego, conforme al mandamiento del Señor Jesucristo. Esta era la norma de experiencia de todos los miembros de la iglesia cristiana primitiva, con esto viene la unción de poder para vivir y para servir, la dádiva de los dones y sus usos en la obra del ministerio. Lc. 24:49; Hch. 1:4-8; 1Co. 12:1-31. Esta experiencia maravillosa es distinta y subsiguiente a la del nuevo nacimiento. Hch. 10:44-46;  11:14-16;  15: 7-9;  19:1-7.

LA IGLESIA.- La Iglesia es el cuerpo de Cristo, la morada de Dios por el Espíritu Santo, divinamente equipada para el cumplimiento de su gran comisión. Cada creyente nacido del Espíritu, forma una parte integral de la Asamblea General y la Iglesia de los Primogénitos, cuyos nombres están escritos en los cielos.  Ef. 1:22-23;  He. 12:23.

EL MINISTERIO Y LA EVANGELIZACION.- Un ministerio divinamente llamado y ordenado conforme las Escrituras, ha sido provisto por nuestro Señor con un propósito doble: 1) La Evangelización del mundo y  2)  La Edificación del Cuerpo de Cristo.  Mr. 16:20; Ef. 4:11-13.

 

LA EVIDENCIA DEL BAUTISMO DEL ESPIRITU SANTO.- El Bautismo de los creyentes en el Espíritu Santo es atestiguado por la señal inicial física de hablar en lenguas como el Espíritu les dé poder de expresarse.  Hch. 2:4.  El hablar en lenguas en este caso, es en esencia, el mismo don de lenguas mencionado en 1 Co. 12: 4,10,28  pero diferente en propósito y en uso.

PLENA SANTIFICACIÓN.- La Santa Biblia enseñan una vida de santidad sin la cual nadie verá al Señor. Por el poder del Espíritu Santo podemos obedecer este mandamiento: “Sed santos, porque yo soy santo”. La plena santificación es la voluntad de Dios para todos los creyentes y debe ser perseguida con ahínco por andar en obediencia a la Palabra de Dios. He. 12:14; 1P 1:15-16; 1Ts. 5:23-24; 1Jn. 2:6.

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 2 Corintios 5:17

SANIDAD DIVINA.- Se ha provisto en la expiación de Cristo, libramiento de enfermedad y esto es el privilegio de cada creyente. Is. 53:4-5;   Mt. 8:16-17;  1 P. 2:24;  Mr. 16:17-18;  Stg. 5:14-15.

LA ESPERANZA BENDITA (LA SEGUNDA VENIDA DEL SEÑOR).- La resurrección de todos los que duermen en Cristo y su transformación juntamente con los que quedan y están vivos hasta la Segunda Venida del Señor es la esperanza eminente y bendita de la Iglesia. 1 Ts. 4:16-17;  Ro. 8:23;  Tit. 2:13;  1Co. 15:51-52.

EL REINO MILENIAL DE CRISTO.- La revelación del Señor Jesucristo del cielo, la salvación de Israel como una nación y el reino milenial de Cristo en la tierra, están prometidas en las Escrituras y esa es la esperanza del mundo.  2 Ts. 1:7;  Ap. 18:11-14;  Ro. 11:26-27;  Ap. 20:1-7.

EL LAGO DE FUEGO.- El diablo y sus ángeles, la bestia y el falso profeta y todo aquel cuyo nombre no se halle escrito en el Libro de la Vida del Cordero, serán mandados al suplicio eterno en el lago que arde con fuego y azufre, lo cual es la muerte segunda.  Ap. 19:20;  20:10-15.

EL CIELO NUEVO Y LA TIERRA NUEVA.- Empero conforme a su promesa, nosotros esperamos nuevos cielos y una nueva tierra en los cuales habita la justicia. 2 P 3:13;  Ap. 21:1.